Un artículo que escribí hace años sobre este magnífico poeta persa, y que fue publicado por la ACE, Delegación de Sevilla:
El
vasto mundo: un grano de polvo en el espacio.
Toda
la ciencia de los hombres: palabras.
Los
pueblos, las bestias y las flores de los siete climas: sombras.
El
resultado de tu meditación perpetua: nada.
Erudito y poeta persa,
Omar Khayyam, vivió en Nishapur entre los siglos XI y XII de nuestra era. Es
autor de Rubaiyyat (1), un corpus de poemas –algunos de dudosa atribución–,
compendio de muchas de las preocupaciones poéticas y humanas de todos los
tiempos.
Los temas de Omar Khayyam son eternos;
aparecen antes y después de él en la literatura universal. Su poesía, breve y
de sencilla factura, se vale fundamentalmente
de imágenes inspiradas en la naturaleza –flores, pájaros, ríos, nubes,
viento, arcilla– para cantar la fugacidad de la existencia y el oscuro destino
de los seres humanos.
Convencido de la inutilidad de la ciencia y
la metafísica para responder las eternas preguntas del hombre, ávido y
desencantado, proclama que la embriaguez es el único modo de mitigar el dolor
de la vida:
Nadie
puede comprender lo misterioso. Nadie es capaz de ver
qué
se esconde bajo las apariencias. Todas nuestras moradas
son
provisionales, salvo la última: la tierra.
¡Bebe
vino! ¡Basta de palabras inútiles!
http://acesevilla.blogspot.com/2015/08/omar-khayyam-la-metafisica-del-vino-por.html
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