Después de haber bebido
la aurora en largos tragos esta noche,
con un amanecer
en cada mano,
te miro convertido
en estatua de sal.
He dejado la rosa
solitaria en el agua;
todavía aletea su fragancia
y es sumamente tenue
la risa que dormita
debajo de tus
párpados.
No sé qué hacer contigo
ni dónde colocarte
ahora que te yergues como un álamo.
Sin embargo, no importa,
no debo preocuparme:
vendrá el viento mañana
a llevárselo todo.
De Me remito a las sombras. Ediciones Torremozas (2020).
http://www.torremozas.com/Me-remito-a-las-sombras
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