Aunque
no te recuerde todavía
ya
vives en mis labios,
canción
dormida y látigo
que
vuelve azul el tiempo.
Ahora
no es mediodía:
vendrá
el futuro
a
morir en mis brazos.
Ahí
estaré, de frente,
con
los ojos abiertos a la aurora,
hija
de nadie, madre de mí misma,
para
siempre destello
que
se goza en la luz.
De Favor del viento.
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