No pude ver tus ojos.
En
su lugar estaba, nacarada,
una
inmensidad blanca e insondable
con
todas las respuestas.
Te
hallé porque yo quise
hallarte
en la materia fresca y verde,
tan
frágilmente humano.
Finalmente,
tan frágil.
De Otro son.
De Otro son.
¿Recuerdas?
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