lunes, 16 de mayo de 2016

SOMBRA MÍA (3)


Al principio rondaba por el dormitorio, por la cocina, por el porche,  sin atreverme a explorar otros espacios más allá de la casa. Así percibí su latido secreto, de sigilosos ecos, como un batir de alas, como un minúsculo parpadeo, como un pulso continuo y silencioso. No había nadie en la casa vacía; nunca ha habido después nadie.




   Luego  empecé a vagar  por el valle, por la colina de almendros,  por el río, como si tomara posesión de todo. Fuera de la casa el tiempo es un círculo cerrado. Los días y las noches se suceden idénticos sobre el paisaje; en cadencia inmutable, se repiten sin desviarse del curso decretado. Atrapados como en un sortilegio, giran sin pausa, en un compás meticuloso y ciego. Una constante primavera posee este paisaje que amé tanto, lo eterniza en su más bella esencia para que lo recorra mi mirada de bruma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario